ECCO

Nuestro negocio empezó en los setentas en un pequeño taller en casa en el distrito de Paramonga, un pueblo costeño en el departamento de Ancash. En ese espacio sencillo y humilde Manuel se encargaba de supervisar a un grupo de zapateros artesanos. A pesar del esfuerzo en cada actividad los ingresos eran muy bajos.

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Tomando la iniciativa, su esposa Nistina decidió participar. Fue por el esfuerzo y capacidad de liderazgo que aportó Nistina, que empezamos a producir más pares al día y de mejor calidad.

Con el paso del tiempo nosotros, la tercera generación, nos unimos al negocio aportando nuevas ideas de desarrollo de producto y gestión. Estamos conscientes de lo competitivo que es mercado, especialmente con la llegada de nuevas empresas internacionales en el país. Sin embargo seguimos apostando por la fabricación de zapatos, la competencia no es un problema, es una oportunidad de mejora. Para nosotros hacer zapatos es una manera de retar nuestra creatividad y continuar con la tradición familiar.

Para la familia Ecco, hacer zapatos es mucho más que dedicarse a la fabricación de un bien. Este negocio representa el esfuerzo de nuestra familia y muchas familias en búsqueda de una mejor calidad de vida.
Para nosotros es un orgullo continuar lo que empezaron nuestros abuelos. Queremos decirles que con perseverancia y amor por lo que uno hace se puede llegar lejos. Estas dos cualidades hacen que contemos con clientes felices, que nos posicionemos en el mercado y sigamos trabajando en lo que nos apasiona.